Netflix, Disney+, Amazon Prime, HBO, Apple TV+, Paramount… la lista sigue creciendo. El estreno de una serie, la facilidad para suscribirse y cancelar, y los bajos costos mensuales hacen que muchas veces contratemos un servicio de streaming… y luego nos olvidemos de que cada mes nos descuentan el abono de la tarjeta de crédito.
En muchos casos, incluso hay un único perfil familiar sin personalización, desaprovechando beneficios clave. Si sumamos otras suscripciones —periódicos, revistas o aplicaciones— terminamos pagando por servicios que no usamos ni necesitamos.
Lo mismo puede ocurrir con los servicios en la nube (Cloud Services) si no existe un proceso y plan de optimización de costos cloud. Una de las grandes ventajas de la nube es su disponibilidad bajo demanda: las empresas pueden usar recursos específicos para pruebas, aumentar capacidad en fechas clave como el CyberDay y garantizar disponibilidad, velocidad, automatización y elasticidad en sus cargas de trabajo.
Sin embargo, sin un monitoreo y optimización continua, los costos pueden escalar innecesariamente. En Acid Labs lo vemos a diario: en un cliente, logramos un ahorro del 40% en solo cuatro meses mediante un plan de optimización cloud.
Migrar a la nube es solo el primer paso. Para aprovechar su potencial y maximizar los ahorros, es clave implementar procesos que automaticen, escalen y agilicen el desarrollo de software, permitiendo lanzar nuevas funcionalidades más rápido, innovar de forma continua, mejorar la experiencia del cliente y adaptarse velozmente a las demandas del mercado.
¿Cuántos servicios estás pagando y no usas?
Tal vez sea el momento de detectar recursos infrautilizados y optimizar tu inversión en la nube.
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